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Energía Solar

Energía Solar

¿ Qué es la energía solar ?

La energía solar es la energía renovable que se obtiene directamente del Sol en forma de radiación electromagnética. Se puede aprovechar mediante diversas tecnologías para generar electricidad o producir calor. Actualmente, es una de las fuentes de energía más importantes en la transición hacia un modelo energético más limpio y sostenible.

Entre las formas más comunes de capturar la energía solar está el uso de paneles solares fotovoltaicos. Estos paneles convierten la luz solar en electricidad gracias al efecto fotovoltaico. Este proceso es fundamental para generar energía eléctrica en hogares, edificios y grandes plantas solares. Otra tecnología ampliamente usada es la energía solar térmica, que aprovecha el calor del Sol para calentar agua o incluso generar electricidad a gran escala en plantas termosolares.

La energía solar es inagotable y limpia. A diferencia de los combustibles fósiles, no produce emisiones contaminantes. Su uso contribuye a reducir la dependencia de fuentes de energía no renovables y a combatir el cambio climático. A medida que avanza la tecnología, su coste ha disminuido, lo que ha facilitado su adopción en todo el mundo.

Más adelante, veremos los distintos tipos de energía solar, como la fotovoltaica y la térmica, y las ventajas y desventajas de esta tecnología para que puedas entender mejor su papel en el futuro energético.

¿Cómo se produce la energía del sol?

La energía del Sol se produce a través de un proceso llamado fusión nuclear. En el núcleo del Sol, las temperaturas y presiones son extremadamente altas, lo que permite que los átomos de hidrógeno se fusionen para formar helio. Esta reacción nuclear libera enormes cantidades de energía en forma de luz y calor, que son esenciales para la vida en la Tierra.

El ciclo proton-proton es el principal mecanismo de fusión en el Sol. En este ciclo, cuatro núcleos de hidrógeno se combinan para formar un núcleo de helio, liberando energía en forma de fotones (luz) y neutrinos. La temperatura en el núcleo del Sol alcanza aproximadamente los 15 millones de grados Celsius, lo que genera las condiciones ideales para que ocurra esta fusión.

Esta energía liberada viaja desde el núcleo hacia la superficie del Sol y es emitida en forma de radiación solar. Esta radiación llega a la Tierra en unos 8 minutos, proporcionando la luz y el calor necesarios para procesos como la fotosíntesis y el clima global.

Historia de la energía solar

La historia del uso de la energía solar se remonta a miles de años atrás. Desde las civilizaciones antiguas, el ser humano ha intentado aprovechar la radiación del Sol, primero de manera rudimentaria y luego con tecnologías más avanzadas.

  1. Antigüedad: Ya en tiempos de los griegos y los romanos, se utilizaron principios básicos para capturar la energía solar. Los griegos orientaban sus edificios para aprovechar al máximo la luz del Sol y mejorar la temperatura de sus hogares. Los romanos desarrollaron los primeros invernaderos y utilizaron ventanas de vidrio para capturar y retener el calor en sus viviendas.
  2. Avances en el Siglo XVIII: El primer gran avance en la energía solar moderna llegó en 1767, cuando el suizo Horace-Bénédict de Saussure inventó el primer colector solar. Este dispositivo, conocido como «caja caliente», utilizaba el efecto invernadero para capturar calor solar, y sirvió de base para el desarrollo de tecnologías solares térmicas.
  3. Siglo XIX y el Efecto Fotovoltaico: En 1839, el físico francés Alexandre Edmond Becquerel descubrió el efecto fotovoltaico, la base de la energía solar fotovoltaica actual. Este fenómeno permite convertir la luz del Sol en electricidad, y aunque el descubrimiento fue revolucionario, no fue hasta mediados del siglo XX que la tecnología fue realmente explotada.
  4. Siglo XX y el Impulso Espacial: A partir de 1954, con los avances en las células solares de silicio por parte de Bell Labs, la energía fotovoltaica comenzó a ganar relevancia. Durante la Carrera Espacial, la NASA y otras agencias utilizaron paneles solares para alimentar satélites y otros dispositivos espaciales, lo que marcó un punto de inflexión en la evolución de esta tecnología.
  5. Siglo XXI y la Revolución Solar: A medida que la tecnología avanzaba, los costos de producción de los paneles solares comenzaron a caer. Esto permitió que la energía solar se convirtiera en una opción viable no solo para la industria, sino también para el autoconsumo residencial. Hoy en día, la energía solar es uno de los pilares de la transición energética hacia un futuro más limpio y sostenible.

La historia de la energía solar es un testimonio del ingenio humano y de nuestra capacidad para aprovechar los recursos naturales. Desde los primeros experimentos hasta las grandes plantas solares que conocemos hoy, la energía solar ha evolucionado constantemente, y promete seguir desempeñando un papel crucial en la descarbonización de la economía global.

Usos de la energía solar

La energía solar tiene una amplia gama de usos que se han expandido con el tiempo gracias a los avances tecnológicos. Estos son algunos de los principales usos actuales:

  1. Generación de electricidad: Este es el uso más común y conocido de la energía solar, especialmente mediante paneles fotovoltaicos que convierten la luz solar en electricidad. Esta energía puede ser utilizada en hogares, edificios, y en grandes plantas solares para alimentar redes eléctricas.
  2. Calefacción y agua caliente: Los sistemas de energía solar térmica aprovechan el calor del sol para calentar agua, que se usa para calefacción, duchas y otros usos sanitarios. También se utiliza en el calentamiento de piscinas y spas, lo que representa un ahorro económico considerable en zonas soleadas.
  3. Iluminación: La energía solar también se utiliza para iluminar exteriores, como caminos, carreteras, y jardines mediante lámparas solares que almacenan la energía durante el día y la usan por la noche.
  4. Transporte: Aunque todavía en desarrollo, la energía solar ya está siendo usada en algunos sistemas de transporte, como coches solares, trenes y autobuses, lo que ayuda a reducir las emisiones de gases contaminantes.
  5. Agricultura: La energía solar tiene un papel importante en el bombeo de agua y el riego en áreas rurales, facilitando la electrificación rural y mejorando la eficiencia en la gestión del agua.
  6. Satélites y naves espaciales: La energía solar es clave para alimentar satélites y naves espaciales, ya que les proporciona energía constante durante sus misiones.

Estos son solo algunos ejemplos de cómo la energía solar está transformando diversos sectores, desde la generación de electricidad hasta la climatización, la agricultura, y el transporte​

¿Qué tipos de energía solar hay?

La energía solar se puede aprovechar de distintas formas, dependiendo de las tecnologías utilizadas. Cada tipo de energía solar tiene su propio proceso de conversión de la radiación solar en energía útil, ya sea electricidad o calor. A continuación, describimos los tres principales tipos de energía solar:

Energía solar fotovoltaica

La energía solar fotovoltaica es una tecnología que permite convertir la luz solar directamente en electricidad mediante un proceso conocido como efecto fotovoltaico. Este proceso ocurre en las células fotovoltaicas, que están compuestas por materiales semiconductores, como el silicio. Cuando los fotones de la luz solar impactan sobre estas células, liberan electrones, generando así una corriente eléctrica continua.

La electricidad generada por los paneles fotovoltaicos puede ser utilizada de inmediato, almacenada en baterías o inyectada en la red eléctrica. Estos sistemas fotovoltaicos se han extendido tanto para autoconsumo residencial como para grandes plantas solares que suministran electricidad a miles de hogares. Una de las ventajas más destacadas de la energía fotovoltaica es que es una fuente renovable, limpia y sin emisiones contaminantes durante su funcionamiento.

El uso de la energía solar fotovoltaica no solo está limitado a la generación de electricidad para hogares, sino que se extiende a la iluminación pública, telecomunicaciones y electrificación rural, especialmente en zonas aisladas. A medida que los costos de esta tecnología han disminuido y su eficiencia ha mejorado, se ha vuelto cada vez más accesible para diversas aplicaciones a nivel global.

Si quieres saber más sobre esta tecnología, te recomiendo que escuches nuestro episodio del podcast sobre la energía fotovoltaica.

Energía solar térmica

La energía solar térmica es una tecnología que aprovecha la radiación solar para generar calor, el cual se utiliza para distintas aplicaciones como calefacción, agua caliente sanitaria o incluso para generar electricidad en grandes plantas termosolares. A diferencia de la energía solar fotovoltaica, que transforma la luz solar en electricidad, la energía solar térmica se enfoca en capturar el calor del sol.

El proceso de aprovechamiento de esta energía se realiza mediante colectores solares, que pueden ser de tipo plano o de tubos de vacío. Estos captadores contienen un circuito por donde circula un fluido que absorbe el calor del sol. Posteriormente, este calor se transfiere a un tanque acumulador o directamente al sistema de calefacción o agua caliente​.

La energía solar térmica se utiliza en aplicaciones tanto domésticas como industriales. En el hogar, puede usarse para calentar agua o apoyar sistemas de calefacción. En la industria, es común en procesos que requieren calor, como la climatización de piscinas, la desalinización y, a mayor escala, en plantas de generación eléctrica mediante tecnología termosolar​.

Esta tecnología es eficiente y contribuye significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que no requiere la quema de combustibles fósiles. Además, aunque depende de las condiciones climáticas, su capacidad para generar ahorro en el consumo de energía la convierte en una opción atractiva para reducir el uso de fuentes no renovables.

Energía solar pasiva

La energía solar pasiva es una forma de aprovechar la radiación solar de manera directa, sin convertirla en otro tipo de energía mediante dispositivos mecánicos o eléctricos. En lugar de paneles o colectores, este tipo de energía utiliza elementos constructivos, como ventanas, muros y techos, para captar, almacenar y distribuir el calor solar dentro de un edificio.

El objetivo principal de la energía solar pasiva es optimizar el uso de la radiación solar para mejorar la eficiencia energética de las edificaciones. Se consigue a través de técnicas arquitectónicas que permiten captar el calor durante el invierno y bloquearlo en el verano, ayudando a mantener temperaturas agradables sin necesidad de sistemas adicionales. Por ejemplo, una buena orientación de las ventanas hacia el sur, junto con materiales aislantes, permite aprovechar la luz y el calor solar durante todo el día.

Además de la arquitectura bioclimática, la energía solar pasiva también tiene otras aplicaciones, como el uso de chimeneas solares para mejorar la ventilación natural de un edificio, o muros de acumulación que capturan el calor y lo liberan de manera gradual, manteniendo el ambiente cálido incluso cuando baja la temperatura exterior.

Este enfoque no solo reduce el consumo energético, sino que también es completamente renovable y libre de emisiones, contribuyendo a la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, su efectividad depende en gran medida del diseño y la ubicación del edificio, lo que limita su implementación en construcciones ya existentes

¿Qué tipo de energía solar es la mejor?

Determinar el mejor tipo de energía solar depende del objetivo que se quiera lograr, ya que cada tecnología tiene ventajas específicas:

  • Energía Solar Fotovoltaica: Es la mejor opción para generar electricidad a partir de la luz solar. Es ideal para autoconsumo residencial y comercial, así como para grandes plantas solares. Es la tecnología más extendida por su versatilidad y la caída de los costos en los últimos años, lo que la hace accesible y escalable.
  • Energía Solar Térmica: Aunque es más costosa que la fotovoltaica, tiene una ventaja importante: su capacidad para hibridarse con sistemas de almacenamiento de sales fundidas. Este tipo de almacenamiento permite que la energía se produzca no solo durante el día, sino también durante la noche, alargando las horas de producción. Sin embargo, esta tecnología es más viable en regiones con alta irradiación solar, como desiertos, donde la energía térmica puede maximizar su rendimiento. A largo plazo, es una excelente opción para grandes plantas de energía que necesiten operar las 24 horas.
  • Energía Solar Pasiva: Es ideal para edificaciones que busquen optimizar el uso del calor y la luz solar sin depender de tecnologías mecánicas. Es una opción económica y sostenible en el diseño de edificios energéticamente eficientes, aunque no genera electricidad directamente.

Cada tecnología tiene su propio campo de aplicación, siendo la fotovoltaica la más popular por su accesibilidad y flexibilidad, mientras que la térmica ofrece beneficios considerables en plantas grandes con almacenamiento, siempre que haya suficiente irradiación solar.

¿Qué beneficios tiene la energía solar?

La energía solar ofrece una serie de beneficios tanto económicos como medioambientales que la convierten en una de las mejores opciones para la transición energética. Aquí están algunos de sus principales beneficios:

  1. Fuente inagotable y renovable: El Sol es una fuente de energía que no se agota, lo que asegura su disponibilidad continua a largo plazo. A diferencia de los combustibles fósiles, la energía solar está disponible de forma constante y gratuita mientras el Sol siga brillando.
  2. Reducción de emisiones: La energía solar no produce emisiones de gases de efecto invernadero ni contaminantes durante su uso, lo que contribuye significativamente a la lucha contra el cambio climático y mejora la calidad del aire.
  3. Ahorro en costos energéticos: Los sistemas solares permiten que los hogares y las empresas generen su propia electricidad, lo que reduce los costos de las facturas de luz. A largo plazo, la inversión en paneles solares puede ser muy rentable.
  4. Independencia energética: Al generar tu propia electricidad, reduces la dependencia de los mercados energéticos y sus fluctuaciones de precios. Esto también refuerza la seguridad energética de los países al disminuir la dependencia de combustibles importados.
  5. Crea empleo local: El crecimiento del sector solar ha generado empleos en áreas como la instalación, mantenimiento y operación de sistemas solares. Esto impulsa la economía local y global.
  6. Bajo mantenimiento: Una vez instalados, los paneles solares y otros sistemas solares requieren muy poco mantenimiento. Esto, junto con su durabilidad, los convierte en una opción muy atractiva.

La combinación de estos beneficios está impulsando la adopción global de la energía solar como una de las soluciones más prometedoras para alcanzar un futuro energético más limpio y sostenible.

Desventajas de la energía solar

La energía solar, a pesar de sus múltiples beneficios, presenta algunas desventajas importantes que deben considerarse:

  1. Dependencia del clima: La energía solar depende directamente de la luz solar, lo que significa que su producción varía según las condiciones meteorológicas. Días nublados o lluviosos reducen la eficiencia de los paneles solares, y la producción cae drásticamente por la noche.
  2. Alto coste inicial: Aunque los costos de los paneles solares han disminuido en los últimos años, la inversión inicial para instalar un sistema fotovoltaico o térmico sigue siendo considerable. A esto se suman los costos asociados a los inversores, baterías y mantenimiento inicial, lo que puede dificultar su adopción para muchas personas.
  3. Requiere espacio: Para generar grandes cantidades de energía solar, se necesita una amplia superficie. Esto puede ser un problema en áreas urbanas densas o donde el espacio es limitado.
  4. Problemas de almacenamiento: La energía solar es intermitente, por lo que se necesitan sistemas de almacenamiento como baterías para poder usar la energía cuando el sol no brilla. Sin embargo, las baterías actuales son costosas y no siempre lo suficientemente eficientes.
  5. Impacto ambiental: Aunque la energía solar no genera emisiones durante su uso, la fabricación de paneles solares puede tener un impacto ambiental debido al uso de materiales tóxicos y la energía consumida en su producción. Además, la instalación de grandes plantas solares puede afectar el uso de la tierra y los ecosistemas locales.

Estas desventajas resaltan la importancia de combinar la energía solar con otras fuentes renovables y de seguir invirtiendo en tecnologías más eficientes y menos costosas para mitigar estos desafíos.

¿Qué tipo de materiales consume la energía solar?

Los paneles solares están compuestos principalmente por silicio, junto con otros materiales en cantidades menores que cumplen funciones específicas. Aquí te doy un desglose aproximado de los materiales que componen un panel solar típico y su disponibilidad en la Tierra:

  1. Silicio (60-75%): Es el material principal en las células fotovoltaicas y se utiliza en forma de obleas de silicio cristalino. Es el segundo elemento más abundante en la corteza terrestre, por lo que no hay problemas de suministro. Las reservas de silicio son prácticamente inagotables y su extracción no presenta riesgos de escasez.
  2. Aluminio (10-15%): Usado principalmente en el marco del panel solar para proporcionar soporte estructural. El aluminio es el tercer elemento más abundante en la Tierra y sus reservas son vastas, lo que asegura su disponibilidad a largo plazo.
  3. Vidrio (10-20%): Cubre la parte frontal del panel para proteger las células fotovoltaicas. Está compuesto en gran parte por sílice, que también es muy abundante en la naturaleza.
  4. Plata (~0.1%): Se utiliza en las conexiones eléctricas de las células fotovoltaicas para conducir la electricidad generada. Aunque la plata es más limitada, solo se utiliza en pequeñas cantidades. Las reservas globales de plata son suficientes para las necesidades de la industria solar durante las próximas décadas, aunque se busca reducir su uso mediante avances tecnológicos.
  5. Cobre (~5%): Se utiliza en los cables y conexiones para transportar la electricidad generada. Es un material crítico, pero aún existen abundantes reservas a nivel mundial. Su uso en sistemas solares está bien gestionado y no plantea riesgos inmediatos de suministro.
  6. Otros metales (menos del 1%): En tecnologías de capa fina, se utilizan pequeñas cantidades de metales como cadmio, telurio y indio. Estos son más escasos y pueden ser tóxicos, pero debido a que se utilizan en cantidades mínimas, no representan una gran preocupación en términos de abastecimiento ni toxicidad si se reciclan adecuadamente. Además, el reciclaje permite recuperar estos materiales y evitar que lleguen a vertederos.

En cuanto a los colectores solares térmicos, se utilizan principalmente cobre (en los tubos) y vidrio (para los colectores). Ambos materiales son abundantes y reciclables, lo que facilita su sostenibilidad a largo plazo.

En resumen, aunque algunos paneles solares contienen materiales raros o tóxicos en pequeñas proporciones, estos son recuperables mediante procesos de reciclaje. Con avances en la tecnología de reciclaje, se puede recuperar hasta el 95% de los materiales, lo que minimiza su impacto ambiental. La mayoría de los materiales que componen un panel solar son abundantes en la Tierra, lo que garantiza un suministro sostenible a largo plazo sin riesgos de escasez.

Precio y rentabilidad de la energía solar

El precio de la energía solar ha disminuido significativamente en los últimos años, pero sigue variando dependiendo del tipo de instalación y de los componentes utilizados.

Para instalaciones de autoconsumo en hogares o empresas, los precios oscilan entre 700 € y 1.200 € por kWp de potencia instalada. Cuanto mayor es la instalación, menor suele ser el coste por kWp, ya que se aprovechan las economías de escala. Este tipo de instalaciones pueden amortizarse en un plazo de 5 a 7 años, dependiendo del consumo energético y de las condiciones de irradiación solar de la zona.

En el caso de plantas solares conectadas a la red, los costos son más bajos, situándose en torno a 600 € por kWp. Estas plantas, al tener mayor escala, consiguen reducir los costes por unidad de potencia, haciendo que la inversión sea más rentable. Sin embargo, la caída de precios en el mercado eléctrico español (pool), especialmente durante las horas de máxima generación solar, puede alargar el tiempo de amortización de estas instalaciones, ya que los ingresos por la venta de electricidad disminuyen durante esos picos de producción fotovoltaica.

Respecto al almacenamiento, las baterías tienen un coste aproximado de 300 € por kWh de capacidad, lo que, aunque aumenta el plazo de amortización, ofrece ventajas como la independencia energética y la capacidad de almacenar energía para su uso nocturno o en días nublados.

Por otro lado, los costos de la energía solar térmica son más difíciles de precisar, ya que actualmente no se construyen tantas plantas de gran escala. Las instalaciones pequeñas, como sistemas para calentar agua, son más accesibles, pero las plantas termosolares de concentración, que pueden hibridarse con sistemas de almacenamiento con sales fundidas para alargar la producción, solo son viables en regiones con alta irradiación solar. Aunque son más costosas, estas plantas ofrecen la ventaja de poder generar electricidad durante la noche.

LCOE de la energía solar

El LCOE (Levelized Cost of Energy) de la energía solar fotovoltaica y la energía solar térmica varía significativamente debido a las diferencias en tecnología y complejidad de los sistemas.

En 2024, el LCOE de la energía solar fotovoltaica se sitúa entre 24 y 46 $/MWh, lo que la convierte en una de las opciones más baratas para la generación de electricidad. Este bajo coste se debe a la reducción en el precio de los paneles solares, la mejora en la eficiencia y la simplicidad relativa de los sistemas fotovoltaicos. Es una tecnología más accesible y ampliamente adoptada debido a su facilidad de instalación y la rápida amortización de los costes iniciales.

Por otro lado, el LCOE de la energía solar térmica (termosolar) es más elevado, en un rango de 121 a 174 $/MWh. La razón principal de este mayor coste es la complejidad de las plantas solares térmicas, que requieren infraestructura avanzada para concentrar el calor del sol y, en muchos casos, integran almacenamiento térmico mediante sales fundidas. Este tipo de almacenamiento permite que las plantas termosolares continúen generando electricidad durante la noche, lo que es una ventaja frente a la fotovoltaica, que depende de la luz solar directa. Sin embargo, esa ventaja de almacenamiento también implica mayores costes de capital y operación.

En resumen, aunque la energía fotovoltaica tiene un coste más bajo por MWh y es la opción más extendida debido a su simplicidad y menor inversión inicial, la energía solar térmica ofrece la capacidad de producción continua, algo que puede ser crucial en zonas con alta irradiación, aunque a un mayor costo por unidad de energía generada.

El futuro de la energía solar

El futuro de la energía solar es extremadamente prometedor, con avances tecnológicos y económicos que la consolidan como una de las principales soluciones para la transición energética global.

Una de las tendencias clave es el desarrollo de tecnologías más eficientes, como las células solares de perovskita y los paneles bifaciales, que permiten captar más energía por metro cuadrado. Estas innovaciones están enfocadas en aumentar la eficiencia de conversión de la luz solar en electricidad, lo que significa que será posible generar más energía con menos superficie y a un coste más bajo.

Otro aspecto crucial es el crecimiento del almacenamiento de energía. La intermitencia de la energía solar, que no produce electricidad por la noche o en días nublados, está siendo compensada por los avances en baterías, que permiten almacenar la energía sobrante durante el día para utilizarla en las horas de menor luz. Esto mejora la fiabilidad y la consistencia de la energía solar como fuente estable en la red eléctrica.

Además, la energía solar está integrándose de manera más profunda en sistemas de redes eléctricas inteligentes. Estos sistemas permiten una gestión más eficiente del flujo de energía, adaptándose a las fluctuaciones de la oferta y la demanda en tiempo real, lo que maximiza el uso de la energía generada y reduce las pérdidas.

Por último, el auge de proyectos comunitarios de energía solar está facilitando el acceso a esta tecnología para aquellos que no pueden instalar paneles en sus hogares. Estas iniciativas permiten compartir instalaciones solares entre varias viviendas, impulsando el uso de la energía solar a nivel local y reduciendo la dependencia de las redes tradicionales.

En resumen, el futuro de la energía solar se perfila como una revolución tecnológica y social, donde la energía solar no solo será más eficiente y barata, sino también más accesible y flexible, jugando un papel clave en la descarbonización global y el avance hacia un modelo energético más limpio y sostenible.

Energía solar en España

La energía solar en España

La energía solar en España ha seguido una trayectoria significativa, convirtiéndose en uno de los países más avanzados en esta tecnología a nivel mundial. En las décadas pasadas, España fue un pionero en energía solar térmica, con plantas como Gemasolar y Andasol, las primeras en utilizar almacenamiento térmico con sales fundidas, lo que permitía generar electricidad incluso durante la noche. Sin embargo, con el tiempo, la energía fotovoltaica ha superado en crecimiento a la térmica, tanto a nivel mundial como en España.

Actualmente, España es uno de los líderes en energía solar fotovoltaica, habiendo instalado más de 5.500 MW solo en 2023, lo que elevó la capacidad total instalada a más de 25.000 MW. Este crecimiento posiciona a España como uno de los países con mayor penetración solar en Europa, solo superado por algunas potencias internacionales. Esta tendencia ha sido impulsada tanto por grandes plantas conectadas a la red como por el fuerte crecimiento del autoconsumo residencial y comercial, que ya supone más de 2.500 MW adicionales.

De cara al futuro, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) tiene como objetivo alcanzar los 39 GW de capacidad solar fotovoltaica para 2030, lo que significa que el ritmo de instalación actual debe mantenerse o incluso acelerarse. Sin embargo, uno de los grandes desafíos para alcanzar estos objetivos será el almacenamiento de energía. Sin un aumento significativo en la capacidad de almacenamiento, la alta penetración de fotovoltaica puede causar problemas en la gestión de la red, ya que la producción masiva durante el día y la falta de generación nocturna pueden crear desequilibrios entre oferta y demanda.

Si no se implementan soluciones de almacenamiento suficientes, el exceso de generación fotovoltaica podría reducir los precios de la electricidad durante las horas de alta producción, afectando la rentabilidad de las instalaciones. Por lo tanto, el futuro de la energía solar en España no solo dependerá de seguir incrementando la capacidad instalada, sino también de desarrollar tecnologías de almacenamiento, tanto a nivel de plantas conectadas a la red como en sistemas de autoconsumo con baterías.

Fuentes

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