Episodio 12 – Resiliencia energética en el hogar con Pedro Matas (Quantica)
En esta conversación con Pedro Matas, director comercial del área residencial de Quántica, hablamos sobre resiliencia energética en el hogar y el papel clave de las baterías inteligentes en la nueva generación de instalaciones fotovoltaicas.
A lo largo de la entrevista exploramos cómo estos sistemas aprenden los hábitos de consumo del usuario, optimizan la carga y descarga para reducir la factura eléctrica y mejoran la eficiencia general de la red. También abordamos la evolución de los precios del almacenamiento, los incentivos fiscales y subvenciones vigentes, y desmontamos algunos mitos sobre la seguridad de las baterías de litio.
Una charla práctica y cercana sobre el presente y futuro del autoconsumo residencial, que ayuda a entender por qué las baterías serán una pieza esencial en los hogares autosuficientes de los próximos años.
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Transcripción del episodio
Introducción
Víctor:
Buenas a todos, bienvenidos un día más al canal de Transición Energética.
El día de hoy vamos a tratar un tema muy interesante: la resiliencia energética, enfocada en el ámbito residencial.
Para ello tenemos con nosotros a Pedro Matas, Director Comercial del Área Residencial de Quantica.
Ahora Pedro nos contará un poco más a qué se dedican. Básicamente, Quantica es una empresa con muchos años de recorrido.
Empezó en el ámbito del autoconsumo residencial, y ahora se está expandiendo hacia nuevos horizontes.
Pedro, nos cuentas tú mejor que nadie.
Quantica: trayectoria y filosofía
Pedro:
Bueno, Víctor, antes que nada, muy agradecido por esta invitación, por participar con vosotros en este podcast y por hacer la labor que también llevamos realizando en Quantica desde hace muchos años: divulgar el autoconsumo fotovoltaico.
Hace unos años era una gran desconocida. Hoy en día, creo que a nadie se le escapa lo que es una placa fotovoltaica.
Yo estoy en este mundillo desde hace unos ocho años, aproximadamente, que fue cuando mi mejor amigo, Alfonso Garcés, se aventuró a recoger las maletas que tenía hechas —porque llevaba toda la vida con la Renault, dando vueltas por todo el mundo instalando parques solares— en aquellos años previos a todo este volumen de autoconsumo que existe ahora.
Y, bueno, como buen ingeniero y buen sevillano, decidió lanzarse con este proyecto, con esta empresa, intentando hacer las cosas bien desde el principio: informar de manera concisa y honesta sobre qué es el autoconsumo fotovoltaico.
Empezamos la aventura por aquel entonces, en 2017. En Quantica nos dedicábamos tanto al residencial como al industrial, y seguimos trabajando en ambos sectores desde entonces.
A día de hoy, según revistas del sector, somos la tercera empresa instaladora de autoconsumo fotovoltaico en España. Una empresa que empezó con poca ambición —simplemente con la de dedicarnos a lo que nos gusta—, intentando hacer las cosas lo mejor posible, con seriedad, honestidad y transparencia hacia el cliente.
Y, con mucho trabajo, aquí estamos ahora: una empresa muy bien posicionada en el sector, con muchos proyectos por delante, e integrados además dentro de lo que hoy es la séptima multinacional coreana, Hanwha.
Hanwha es un grupo familiar, aunque de enorme tamaño. Es la séptima empresa en Corea por facturación y número de empleados. Tiene una división de energía muy importante, donde fabrican tanto componentes fotovoltaicos como sistemas aeroespaciales, abarcando todo el mix energético que uno pueda imaginar.
Hanwha no es tan conocida para el público general como otras compañías coreanas —como LG, Samsung, Kia o Hyundai—, pero nosotros estamos muy contentos y orgullosos de formar parte de esta gran familia, porque nos permite ofrecer un producto muy competitivo y escalar nuestro modelo de negocio.
Fuera de Andalucía, que sigue siendo nuestra principal área de influencia residencial, contamos con un gran soporte y, sobre todo, con la garantía de seguridad de pertenecer a una empresa que sabe lo que hace y que tiene un respaldo sólido detrás.
Resiliencia energética y el impacto del apagón
Víctor:
Genial. Pues la verdad es que Hanwha es una empresa conocida en el sector, aunque quizá no tanto para el público general.
La idea de esta charla era hablar sobre resiliencia energética, que al fin y al cabo es la capacidad de hacer frente a los contratiempos a nivel energético.
Todo esto cobró mucha relevancia tras el apagón que hubo hace unos meses.
Seguro que muchos usuarios residenciales os preguntarían por qué su planta no funcionaba durante el apagón, si precisamente la instalaron para tener independencia.
¿Desde entonces, cómo ha cambiado el comportamiento de los usuarios? ¿Han cambiado también los pedidos o la mentalidad?
Qué aprendimos del apagón
Pedro:
Sí, correcto.
De hecho, Víctor, el apagón ha supuesto muchas cosas.
Para empezar —y siempre me gusta decirlo cuando hablo de fotovoltaica—, la electricidad es algo que damos por sentado en nuestra vida. Es el típico elemento que solo echamos de menos cuando lo perdemos.
Cuando tenemos un corte de suministro en casa, lo habitual es que ocurra dos o tres veces al año. A veces porque superamos la potencia contratada y salta el limitador; otras, porque hay una avería o un trabajo de mantenimiento.
Dependiendo de la zona, puede ser incluso más habitual.
Lo extraordinario del apagón de abril fue que fue un apagón general, muy importante y crítico en muchos sentidos.
Nosotros siempre lo habíamos puesto negro sobre blanco en cada propuesta al cliente: explicábamos qué pasa con una instalación fotovoltaica si se produce un apagón.
Y pasó lo que pasa siempre: todas las instalaciones de generación eléctrica se apagan.
Ese día se produjo lo que hoy se conoce, aunque la investigación y las responsabilidades siguen abiertas. Son procesos complejos, porque hablamos de eventos que duran microsegundos, milésimas de segundo.
Una de las consecuencias del apagón fue que el usuario empezó a entender mejor conceptos como el kilovatio-hora o el kilovatio de potencia, de dónde viene la energía, cómo se transporta hasta su vivienda…
En definitiva, ganó cultura energética.
Y eso, de alguna forma, alimenta también nuestra labor divulgativa: poner en valor que los hogares donde instalamos sistemas fotovoltaicos producen electricidad para sí mismos y, en cierto modo, para otros hogares.
El usuario de fotovoltaica debe saber —y nosotros lo dejamos claro en cada presupuesto— que si hay un corte de suministro de red, las instalaciones fotovoltaicas se apagan automáticamente.
Y se apagan por una cuestión normativa y de seguridad, igual que lo hacen las centrales eléctricas.
Un corte puede deberse a una avería o a trabajos de mantenimiento, y no se puede reparar una línea si en ese cable sigue circulando electricidad, porque eso pondría en riesgo la vida de los técnicos.
Por eso, todos los sistemas de generación deben apagarse cuando hay un corte de red, para evitar inyectar energía mientras se trabaja.
La sorpresa del usuario y los sistemas de respaldo
Pedro:
Dicho esto, al usuario le choca.
Porque, por ejemplo, aquel día el corte se produjo hacia las 12 del mediodía, en un momento de máxima producción solar: un día despejado en toda la península, sin lluvia ni nubes.
Las casas estaban generando energía a pleno rendimiento.
El usuario veía el sol brillando sobre su tejado y se preguntaba:
“¿Cómo puede ser que mi instalación no funcione si estoy recibiendo el sol directamente?”
Pero las instalaciones fotovoltaicas actúan en simultaneidad con la red.
Y si la red falla, se desconectan.
Para salvar este aspecto, la fotovoltaica proporciona una solución: los sistemas backup, que permiten mantener la alimentación en caso de corte.
Los sistemas de respaldo y su papel en la resiliencia
Pedro:
Todos escuchamos durante esos días, especialmente durante ese mismo día, muchas preocupaciones por cosas muy cotidianas.
¿Qué pasa con los hospitales? ¿Qué pasa con los centros de comunicación?
Porque una cosa es un corte de suministro doméstico, pero hay sectores que son críticos.
Si un corte de luz afecta a una sala de cirugía, puede costar una vida.
Por eso, todos estos centros de trabajo, de información o sanitarios cuentan con lo que se llaman sistemas backup.
Aquí, por ejemplo, en Sevilla, el hospital Virgen del Rocío tiene su propia central eléctrica interna, capaz de alimentar el complejo durante un tiempo determinado en caso de corte.
Esa central actúa como respaldo y permite mantener operativos los equipos esenciales.
Durante aquel apagón, se escuchaba en la radio cómo los centros críticos —hospitales, centros de datos, comunicaciones— seguían funcionando gracias a estos sistemas.
Pero, por supuesto, esos respaldo tienen un límite temporal: funcionan mientras dura la energía que tienen disponible en ese momento.
Aplicar esa resiliencia al hogar
Pedro:
Este tipo de soluciones también pueden trasladarse al ámbito residencial.
La idea es exactamente la misma: disponer de un sistema backup.
En una vivienda, los sistemas de respaldo forman parte de una funcionalidad específica.
No basta con tener placas solares; hace falta incorporar ciertos componentes adicionales y configurar la instalación eléctrica de forma adecuada.
Técnicamente, la fotovoltaica puede inyectar energía en cualquier punto de la vivienda.
Pero para que cumpla una función de respaldo, hay que conectarla en puntos muy concretos y diseñar una instalación eléctrica especial.
Además, los sistemas backup suministran electricidad si en ese momento hay producción solar.
Si la demanda supera la potencia disponible, se produce una desconexión —igual que cuando en casa saltan los plomos por exceso de consumo—.
Por eso es fundamental que un sistema de respaldo tenga una batería asociada.
Solo así puede seguir suministrando energía cuando no hay sol.
Por qué el apagón cambió la mentalidad
Pedro:
El apagón sirvió para que muchos usuarios entendieran mejor cómo funciona el sistema eléctrico, tanto en alta como en baja tensión.
Son situaciones que nadie quiere que se repitan, pero que ayudan a concienciar sobre la importancia de contar con soluciones de respaldo.
El usuario debe comprender que, para tener energía en su vivienda cuando hay un corte de red, necesita producir electricidad y almacenarla.
Y eso se logra combinando un sistema fotovoltaico con baterías y un sistema backup, que incluye los dispositivos y funciones necesarias para esa autonomía.
De hecho, hubo usuarios con sistemas de respaldo que ni siquiera notaron el apagón.
Estos equipos reaccionan en milisegundos; como mucho se percibe un pequeño parpadeo en las luces.
Algunos se enteraron del corte solo por familiares o vecinos, pero no porque en su casa se hubiera interrumpido la electricidad.
Una solución que antes pocos valoraban
Pedro:
Lo cierto es que este tipo de situaciones no suelen plantearse hasta que ocurren.
Antes del apagón, pocos usuarios veían necesario invertir en un sistema de respaldo.
Sin embargo, después del evento, muchos se dieron cuenta de que la prevención importa más que la reacción.
En Quantica llevamos tiempo ofreciendo sistemas de respaldo a los clientes que nos lo pedían:
personas que sufrían cortes frecuentes, vivían en zonas rurales o con redes inestables.
Nos decían:
“Aquí suele irse la luz varias veces al año, ¿no hay una solución?”
Y la respuesta era clara: instalar baterías y un sistema backup.
Eso sí, nunca hemos vendido autoconsumo bajo el argumento del miedo a grandes apagones.
Pero es cierto que la red eléctrica necesita mejoras estructurales para adaptarse al nuevo modelo energético, y mientras esos cambios no lleguen, el riesgo de que vuelva a ocurrir un apagón sigue ahí.
Por eso, cada vez más usuarios nos dicen:
“Quiero una solución que me haga independiente.”
Y ahí es donde entra el verdadero sentido de estos sistemas: lograr una independencia eléctrica real.
Cuánto cuesta tener un sistema de respaldo
Víctor:
Sin duda, es normal que la gente busque esa independencia, sobre todo después de lo vivido.
Pero claro, surgen preguntas: ¿qué coste tiene disponer de un sistema de respaldo?
¿Y qué pasa si ya tengo una instalación fotovoltaica desde hace años y quiero añadirlo ahora?
Supongo que habrá distintos niveles de solución:
desde un backup básico, con una batería pequeña para mantener lo esencial, hasta sistemas más avanzados con mayor capacidad de almacenamiento, que permiten prolongar el consumo más allá de las horas solares.
Compatibilidad y componentes necesarios
Pedro:
Exacto. Con respecto a la primera cuestión, todo aquel que tenga placas fotovoltaicas hoy puede añadir un sistema de respaldo a su instalación.
En una instalación fotovoltaica hay tres elementos principales:
- Las placas solares, que generan electricidad.
- El inversor (o conversor), que transforma la corriente continua de las placas en corriente alterna para los electrodomésticos.
- Y, de forma opcional, la batería, que almacena la energía.
Para poder incorporar un sistema backup, lo primero es revisar qué tipo de inversor tiene la vivienda.
Debe ser un inversor híbrido, capaz de gestionar tanto la energía directa de las placas como la carga y descarga de una batería.
Si se cumple esa condición, basta con añadir la batería para cerrar el círculo del sistema de respaldo.
Las baterías como depósitos de energía
Pedro:
El mundo de las baterías es apasionante.
A mí me gusta explicarlo con un ejemplo muy visual: una batería es como un depósito de agua.
La energía, al no ser tangible, cuesta imaginarla, pero el concepto es el mismo.
Un depósito puede estar más o menos lleno según el consumo que hagas.
Siempre pongo el ejemplo al equipo:
“¿Cuánto te dura una botella de agua en el escritorio?”
Depende. Depende de cuánto bebas y a qué ritmo.
Con la batería sucede igual: puede ser más grande o más pequeña, puede tener diferentes compartimentos o configuraciones, pero en esencia almacena un recurso que luego usas según tus necesidades.
Una de las preguntas más habituales de los clientes es:
“¿Hasta qué hora del día o de la noche me cubrirá la batería?”
Y la respuesta es sencilla: la batería se carga con la energía que producen las placas durante el día.
Cómo se carga y se utiliza la batería
Pedro:
La batería se carga con la energía que producen las placas durante el día y que no usas. En lugar de enviarla a la red eléctrica, guardas esa energía en un sistema de acumulación, en una batería, para disponer de ella cuando la necesites y las placas no estén generando, como por la noche.
A la pregunta de cuánto puede durar esa batería, depende. Depende del día, de los consumos que tengas en ese momento y de la velocidad a la que uses la energía. Habrá días en los que la batería te dure pocas horas y se descargue rápidamente, y otros en los que aguante hasta el día siguiente, encadenando incluso varios días sin consumir nada de la red eléctrica.
Si la energía producida durante el día es suficiente para cargar la batería y cubrir todos los consumos, puedes mantenerte completamente autónomo durante las 24 horas.
Cuanto más grande sea el “depósito”, más energía requerirá, pero también implicará una inversión mayor. Y cuanto más elevado sea tu consumo energético, más grande deberá ser la instalación para equilibrar el balance y depender lo menos posible de la red.
Hay muchos factores en juego: el número de placas, la distribución de la producción, los hábitos de consumo… todo influye.
Cómo funciona un sistema backup
Pedro:
Cuando configuras un sistema de respaldo, también hay distintas formas de ajustar la batería. La batería, igual que las placas fotovoltaicas, trabaja en simultaneidad con la red eléctrica. Esto quiere decir que, si tu consumo supera la energía que estás produciendo en ese momento, entra en acción la batería.
Si hay energía disponible en la batería, cubrirá esa demanda. Si las placas y la batería no dan abasto, entonces entra un pequeño apoyo de la red eléctrica. En casa, por tanto, tienes tres fuentes: las placas, la batería y, como último recurso, la red. Así consigues consumir lo mínimo posible de la red convencional.
En un sistema backup, la red deja de formar parte de la ecuación. En ese caso, cubres tu consumo únicamente con la energía que producen las placas y con la que tengas almacenada en la batería.
Un sistema de respaldo es un sistema auxiliar, diseñado para situaciones excepcionales, no para un uso diario o constante.
Cómo gestionar el consumo en modo emergencia
Pedro:
Me gusta explicarlo con un ejemplo: cuando te queda un 5 % de batería en el móvil y no sabes cuándo vas a poder recargarlo, no pones el brillo al máximo ni abres vídeos de YouTube, porque sabes que se agotará enseguida. Con los sistemas de respaldo ocurre lo mismo: hay que entrar en modo emergencia.
En esas circunstancias, vas a lo esencial: la iluminación básica, la nevera, quizá un ventilador. Pero tienes que evitar conectar grandes consumos, como la climatización o el horno, porque agotarías rápidamente la energía disponible sin saber cuándo volverá la red.
Backup total o parcial
Pedro:
No siempre se configura una vivienda con un full backup (respaldo total). En muchos casos ni siquiera es viable alimentar todos los consumos desde el sistema de respaldo. Por eso, lo más común es crear sistemas parciales de backup, conectando únicamente lo que llamamos cargas críticas: iluminación, frigorífico o congelador, e incluso sistemas de soporte vital o equipos informáticos que no pueden apagarse.
Ejemplo real de configuración
Pedro:
Recuerdo el caso de un cliente, arquitecto, que trabaja desde casa. Toda su actividad depende del ordenador: literalmente, de ahí sale la economía familiar. Le instalamos un sistema de respaldo con baterías, pero conectado solo a su ordenador. Así, si se producía un corte de suministro, ese equipo seguía funcionando.
Además, configuramos la batería con una reserva fija, de modo que cada día, aunque se cargara y descargara, siempre mantenía un 25 % o 30 % de energía guardada para emergencias.
Estas son las posibilidades de configuración que ofrecen los sistemas actuales.
De las baterías de plomo a las de litio
Pedro:
Hoy en día casi todas las baterías se basan en litio, que ha sustituido a las clásicas de plomo-ácido que conocíamos de los coches o de instalaciones rurales. El litio es mucho más versátil y eficiente, y nos permite ofrecer soluciones con una vida útil y un rendimiento excelentes.
En Quantica llevamos ya miles de baterías de litio instaladas en viviendas, con más de cinco megavatios acumulados solo en proyectos residenciales, que se dice pronto.
Y, como toda tecnología, también está evolucionando: ahora hablamos mucho de las llamadas baterías inteligentes.
A mí me gusta explicarlo con un ejemplo sencillo: tengo aquí un vaso de agua a mi lado. Me encantaría que se rellenara solo, pero no ocurre; tengo que ir yo a la fuente y llenarlo.
Qué es una batería inteligente
Pedro:
Lo que hace una batería inteligente es predecir cuándo vas a necesitar energía, basándose en la experiencia que va acumulando sobre tus hábitos de consumo.
Como decía antes, me gustaría que este vaso de agua que tengo al lado se rellenara solo, pero no lo hace. La batería inteligente, en cambio, sí busca ese comportamiento: proporcionarte energía justo cuando la necesitas, de forma automática.
Para ello realiza cálculos predictivos a partir de un aprendizaje continuo sobre tus rutinas. Por ejemplo, si detecta que cada mañana tienes un consumo alto a primera hora, la batería puede cargarse de madrugada con electricidad barata de la red y descargarse por la mañana para cubrir esa demanda inicial, cuando la energía es más cara y la producción solar aún no ha comenzado.
De esta forma, la batería actúa como un sistema de optimización económica, usando energía barata en momentos de baja demanda para cubrir picos de consumo posteriores.
También aprende de tus patrones diarios, de cuándo sueles consumir más energía, y procura estar al 100 % de carga en los momentos en que normalmente tienes mayor demanda.
Combinación con la comercialización eléctrica
Pedro:
Otra función interesante está relacionada con las comercializadoras eléctricas.
Si una comercializadora puede comprar energía a bajo precio durante las horas valle y almacenarla en tu batería para que tú la uses cuando el precio es alto, el resultado es que pagas menos por tu factura de la luz.
El mercado eléctrico es un mercado horario, en el que el precio depende de la oferta y la demanda. Cuando hay más demanda que oferta, la energía es más cara.
Por tanto, si podemos almacenar electricidad cuando está barata y usarla cuando está cara, el ahorro es directo.
Esto es posible combinando baterías inteligentes con una comercialización eléctrica avanzada, algo que nosotros hacemos en Quantica gracias a nuestro grupo Hanwha y a la comercializadora Imagine Energía.
De esta manera, integramos la gestión inteligente de la batería con la propia facturación eléctrica, consiguiendo tarifas más competitivas para el usuario final.
Tener una batería inteligente sin una facturación inteligente no sirve de mucho. La clave está en integrar ambas partes del sistema.
Cómo la batería inteligente cuida su propia vida útil
Pedro:
Las baterías inteligentes no solo buscan optimizar el coste energético, sino también preservar su vida útil.
Y esto es fundamental: una batería que no se usa acaba degradándose antes.
A todos nos ha pasado con los portátiles. Si los mantenemos siempre conectados a la corriente y nunca usamos la batería, cuando queremos hacerlo apenas dura media hora. Lo mismo sucede con las baterías de los sistemas de acumulación: necesitan ciclarse (cargarse y descargarse) regularmente para mantenerse en buen estado.
La batería inteligente lo hace de forma automática. Por ejemplo, si detecta que te vas de vacaciones y no habrá consumo durante dos semanas, realiza cargas y descargas controladas para evitar que quede inactiva.
Esto prolonga su vida útil y mantiene la capacidad en óptimo estado.
Del mismo modo, si en una vivienda la batería suele descargar solo el 50 % de su capacidad, el sistema puede programar descargas completas periódicas, simulando un ciclo total, para equilibrar las celdas y mantener el rendimiento.
Aunque pueda parecer que estos procesos de carga y descarga reducen la eficiencia, el balance energético es el mismo: es como vaciar y volver a llenar un depósito de agua. No se pierde energía; simplemente se mantiene el sistema en forma.
El futuro de las baterías inteligentes
Pedro:
Todas estas funciones son ya una realidad en las baterías actuales, pero el desarrollo continúa.
Se está investigando para que en el futuro puedan actuar como microredes locales descentralizadas, compartiendo energía entre distintos usuarios o viviendas.
Es un campo todavía en evolución, pero con un enorme potencial.
Algunos fabricantes llevan años trabajando en ello, y ahora estamos viendo cómo el concepto de batería inteligente madura rápidamente.
En Quantica tenemos una ventaja: podemos ofrecer el mix completo, combinando la batería inteligente, la comercialización eléctrica y la gestión integral del sistema, lo que nos permite dar al cliente una solución más competitiva y eficiente.
Víctor:
Súper interesante. A nivel técnico ya pocas dudas pueden quedar a los usuarios.
Sí me gustaría comentar un aspecto más: los costes. Cada cliente es distinto, pero estaría bien tener una referencia. Entiendo que una batería tarda más años en amortizarse que una instalación fotovoltaica, aunque cada vez son más asequibles.
Evolución y costes de las baterías
Pedro:
Totalmente. De hecho, esto lo hablaba hace poco con el equipo.
Hoy en día trabajamos con baterías de litio, pero cuando empezamos en 2017 prácticamente nadie instalaba baterías.
En aquel entonces ocurría algo curioso. Hasta finales de 2018 o principios de 2019, cuando se aprobó el Real Decreto que reguló el autoconsumo, la energía que producías y no usabas se vertía a la red sin compensación alguna.
Literalmente estabas regalando electricidad a la compañía.
Recuerdo que un cliente me decía con humor:
“Yo produzco electricidad, la envío a la red, la compañía se la cobra a mi vecino, y por la noche me la venden de nuevo. No tiene sentido.”
Ese fue el punto de inflexión que cambió la mentalidad y abrió la puerta al almacenamiento residencial.
La evolución de la acumulación y la compensación de excedentes
Pedro:
En aquellos primeros años tenía todo el sentido instalar sistemas de acumulación, precisamente porque no recibías nada por la energía que vertías a la red. Si no te compensaban, lo lógico era guardarla en una batería para usarla cuando quisieras.
Fueron años muy buenos para las instalaciones con batería.
Luego llegó el sistema de compensación de excedentes, es decir, que la compañía eléctrica empezó a darte algo a cambio por la energía que inyectabas a la red. Evidentemente no te paga lo mismo que te cobra cuando la consumes, pero al menos ya existe una retribución.
Desde 2019 esta normativa ha evolucionado con distintos formatos de compensación, que aplican las comercializadoras eléctricas.
Han surgido además nuevas fórmulas como los monederos solares o las líneas virtuales, que permiten acumular tus excedentes y usarlos para reducir futuras facturas.
Por ejemplo, en Imagine Energía (del grupo Hanwha), se pueden combinar producción solar, batería, batería inteligente y excedentes, consiguiendo facturas reales de apenas un euro al mes, algo que hace unos años era impensable.
Reducción del coste de las baterías y las placas
Pedro:
Las baterías, en 2017, eran muy caras, casi prohibitivas. Había incentivos, sí, pero seguían siendo un producto premium.
Hoy la situación es completamente distinta: tenemos los mejores precios históricos, tanto en placas fotovoltaicas como en sistemas de acumulación.
Durante estos años, los costes de producción se han reducido de forma continua. Los fabricantes —especialmente los chinos, que lideran el sector— han incrementado la capacidad de fabricación hasta el punto de generar más oferta que demanda, lo que ha seguido abaratando los precios.
China está a la vanguardia tecnológica, superando ampliamente a Europa en capacidad de producción y eficiencia.
Aun así, también trabajamos con fabricantes alemanes y de otros países, porque hay soluciones de gran calidad fuera del mercado asiático.
En cualquier caso, la realidad es que los precios están en mínimos históricos.
Una instalación que en 2017 costaba 15.000 €, hoy cuesta alrededor de 5.000 €, un tercio de lo que valía entonces.
Y si hablamos de instalaciones con baterías, hoy puedes tener un sistema completo por unos 7.000 € (a septiembre de 2025).
Eso sí, probablemente a finales de año los precios suban ligeramente, porque ahora mismo estamos tocando fondo.
Deducciones fiscales y subvenciones
Pedro:
Además del abaratamiento, hay que tener en cuenta los incentivos fiscales.
Existe una deducción del 60 % en el IRPF por mejora de la eficiencia energética.
Si instalas una fotovoltaica con baterías por 7.000 €, podrías recuperar unos 4.000 € en la declaración de la renta, reduciendo la inversión real a unos 3.000 €.
A esto se pueden sumar las bonificaciones municipales del IBI, que en muchos ayuntamientos también alcanzan hasta el 50 % durante varios años.
Y, por si fuera poco, se acaba de publicar una nueva convocatoria de subvenciones que incentiva las instalaciones fotovoltaicas con baterías hasta un 60 % del coste total.
Es decir, un proyecto de 10.000 € podría recibir 6.000 € de ayuda directa, y sobre los 4.000 € restantes aún aplicar la deducción del IRPF.
En conjunto, podrías tener una instalación valorada en 10.000 € por menos de 2.000 € netos tras ayudas e incentivos.
Coste medio y dimensionamiento
Pedro:
En Quantica hacemos proyectos a medida, porque cada cliente y cada vivienda tienen necesidades diferentes.
Un presupuesto tipo puede rondar los 10.000 €, con baterías de unos 10 kWh y potencias de 6-7 kW, pero hay casos donde una inversión menor es suficiente o donde se requiere una instalación mayor.
Amortización y rentabilidad
Víctor:
En cuanto a la amortización, ¿en cuántos años se recupera la inversión promedio?
Pedro:
Sinceramente, no conozco un producto financiero más rentable ahora mismo que la fotovoltaica.
Ni bolsa, ni inmuebles, ni fondos: la rentabilidad es enorme.
Sin contar incentivos, la amortización media está entre 6 y 7 años, con una vida útil superior a 30 años y prácticamente sin mantenimiento.
Por ejemplo, hoy las placas se entregan con garantías de rendimiento del 87 % a 30 años y garantías materiales de 25 años.
Esto significa que pueden estar funcionando perfectamente dos generaciones completas sin necesidad de cambiarlas.
Los inversores —la parte más delicada— suelen tener 10 años de garantía, pero incluso si se sustituyen a los 12 años, el sistema ya está más que amortizado.
En cuanto a las baterías de litio, ofrecen 10 años de garantía o 6.000 ciclos de carga y descarga, lo que equivale a más de 16 años de funcionamiento continuo.
Y en la práctica, estamos viendo baterías instaladas en 2019 que siguen al 99 % de su capacidad.
Los bancos de pruebas de algunos fabricantes muestran que podrían durar 30 o incluso 40 años con una degradación mínima.
En definitiva, hablamos de una inversión que se amortiza en 6-7 años sin incentivos, y que con subvenciones puede reducirse a 1-2 años reales.
A partir de ahí, todo son beneficios netos, porque dejas de depender del precio de la luz y produces tu propia energía.
Impacto y tranquilidad para el usuario
Víctor:
Claro, además de la rentabilidad, te da independencia y resiliencia. Si hay un corte de suministro, el sistema backup mantiene todo funcionando.
Pedro:
Exacto. Y más allá del ahorro económico, hay un beneficio psicológico enorme.
Los usuarios nos lo dicen:
“Ahora vivo con tranquilidad. Ya no me preocupo por la factura de la luz, ni por si sube o baja el precio.”
Eso cambia tu día a día. Te permite climatizar tu casa, cargar tu coche eléctrico o ampliar tu confort sin miedo al coste energético.
Y además, contribuyes a un modelo energético más sostenible.
España tiene una de las mejores radiaciones solares del mundo, y producir tu propia energía aquí es casi una obligación moral y lógica.
Por eso, cuando alguien me pregunta si merece la pena, siempre respondo lo mismo:
Sí. Económicamente, ecológicamente y emocionalmente, el autoconsumo compensa.
Generación distribuida y resiliencia del sistema
Pedro:
No quiero entrar en todo lo que hay detrás de esta idea, que se ha materializado en muchas cosas —como los impuestos al sol—, pero evidentemente ha existido una resistencia, sobre todo por motivaciones económicas, a la expansión de la tecnología renovable a nivel usuario.
Desde el punto de vista innovador, producir la electricidad en tu propia vivienda tiene muchísimos beneficios. No solo para el usuario final —para su bolsillo y su independencia energética—, sino también porque contribuye directamente al equilibrio y mantenimiento de las redes de distribución.
Ya hay muchos casos reales sobre este asunto. A mí, personalmente, me encanta la fotovoltaica, aunque también reconozco que tiene ciertos comportamientos eléctricos que pueden afectar puntualmente a la estabilidad de la red.
La buena noticia es que la tecnología ya ha evolucionado lo suficiente como para resolver esos problemas teóricos y prácticos que podían aparecer cuando varios sistemas de generación solar coincidían en un mismo punto de la red.
El sector es plenamente consciente de esos desafíos, y por eso se está avanzando en nuevos mecanismos de control y gestión de nodos, que permiten integrar la generación distribuida de forma segura.
Un gran ejemplo de cómo se ha superado este tipo de retos es Australia, que nos lleva fácilmente 20 años de ventaja en integración fotovoltaica. Allí han desarrollado una red descentralizada de nodos, sistemas de acumulación y respaldo que ha logrado corregir los problemas que tuvieron en sus inicios.
Han conseguido una infraestructura renovable integrada, consistente y resiliente, capaz de equilibrar la red sin depender de grandes infraestructuras de transporte.
Al final, el hecho de que la energía se produzca y consuma localmente, dentro de un mismo municipio o incluso en una vivienda, beneficia a todo el mundo.
Reduce la necesidad de transportar electricidad a cientos de kilómetros a través de líneas de alta tensión, lo que no solo es carísimo, sino también altamente ineficiente, porque siempre hay pérdidas por el camino.
Pasa igual que con el agua: cuanto más largo es el recorrido, más fugas hay. Por eso, lo más eficiente es producir la energía en el mismo lugar donde se consume.
Todo este concepto de generación distribuida y microredes va precisamente en esa dirección: producir electricidad de forma local, alcanzar autosuficiencia energética y reducir la dependencia del sistema eléctrico general.
Las propias redes de autoconsumo de cada población, combinadas con sistemas de acumulación, se están convirtiendo en estructuras casi independientes, e incluso en pequeños exportadores de energía, reforzando así la estabilidad del conjunto del sistema.
Es el camino hacia una red avanzada, inteligente y tecnológica, capaz de gestionar estas interacciones complejas de forma automatizada y eficiente.
Por ejemplo, en California, durante el último año, los sistemas de autoconsumo y almacenamiento han permitido exportar más del 140 % de la energía producida en el ámbito residencial hacia otras zonas del país.
Es decir, no solo se autoabastecen, sino que además generan excedentes que contribuyen al suministro de otros sectores.
Nosotros en España estamos avanzando en esa dirección.
Cada vez más, la energía generada localmente no solo cubre las necesidades propias, sino que empieza a alimentar a otros puntos de la red, aportando resiliencia y estabilidad al sistema eléctrico.
El papel del usuario y la ruptura del monopolio energético
Víctor:
Exactamente. Pues a ver si aquí también seguimos ese camino y no se ponen trabas por parte de esas grandes empresas que mencionas.
Pedro:
Bueno, sigue existiendo cierto paralelismo con lo que ocurrió con el Plan Fotovoltaico de 2020. En cierto modo, sigue siendo un acto de valentía apostar por el autoconsumo.
Al final, hasta la propia Ley del Sector Eléctrico reconoce que la distribución es un monopolio natural.
Pero ha llegado el momento de romper esa dinámica y permitir que los ciudadanos podamos producir nuestros propios recursos.
La electricidad es clave en todo lo que hacemos.
Aquel 18 de abril, cuando durante una hora volvimos todos a la edad media por un apagón, se entendió perfectamente la importancia de la electricidad en nuestras vidas.
Seguridad de las baterías en instalaciones domésticas
Víctor:
Para terminar, me gustaría tocar un tema que genera muchas dudas: la seguridad de las baterías.
Se oye mucho eso de “te va a arder la casa por tener baterías con tu fotovoltaica”. ¿Qué podéis aportar desde vuestra experiencia?
Pedro:
Sí, es un tema que preocupa, y con razón.
Pero la realidad es que no hemos tenido incidentes serios con baterías de litio en instalaciones residenciales.
Hace años, cuando se trabajaba con baterías de plomo-ácido, sí había problemas: fugas, sobrecalentamientos, mantenimiento complejo… Pero con el litio, la historia ha cambiado completamente.
Ten en cuenta, Víctor, que cuando un fabricante diseña una batería destinada al uso doméstico, lo primero que garantiza es la seguridad.
El último problema que quiere tener un fabricante es que ocurra un incidente en casa de un cliente. Por eso, las baterías de litio actuales son extremadamente seguras, robustas y fiables.
Invito a cualquiera a investigar cuántos incidentes reales ha habido en sistemas domésticos certificados. Son prácticamente inexistentes.
Recuerdo un caso muy aislado en Reino Unido, donde un usuario sufrió un problema, pero porque manipuló las celdas de litio sin conocimientos técnicos, intentando combinarlas por su cuenta.
Eso, obviamente, no tiene nada que ver con un sistema profesional.
En el uso normal, instalado por profesionales, no hay casos documentados de incendios ni explosiones.
Las baterías modernas cuentan con sistemas internos de protección térmica, desconexión automática y control electrónico, que impiden que se alcance cualquier condición peligrosa.
De hecho, desde 2017 hasta hoy, hemos instalado miles de sistemas y no hemos tenido un solo incidente relacionado con seguridad.
Hay muchas cosas en una vivienda más inflamables que una batería de litio correctamente instalada.
Por eso, en ese sentido, los usuarios pueden estar totalmente tranquilos: las baterías domésticas cumplen con los más altos estándares internacionales de seguridad y están diseñadas para durar más de una década sin riesgo.
Y yo, de todas formas, simplemente como manera de resumir, lo que quería decir es que las baterías están diseñadas con todas las garantías de seguridad y se comportan perfectamente en entornos residenciales.
Evolución y futuro de las baterías
Pedro:
En un momento me dejó la batería a primeros de mes y pensé: “por una de estas, meto las botellas de gasolina en el aire”.
(Ríe) Es decir, hay cosas mucho más peligrosas en una casa.
Solo hay que ver los congeladores antiguos, los electrodomésticos con refrigerantes o incluso los productos de limpieza que todos tenemos.
Comparado con eso, las baterías son muchísimo más seguras.
Yo creo que es una tecnología que ha llegado para quedarse.
De hecho, hay muchísima investigación, innovación y desarrollo en curso.
Prácticamente toda la industria energética actual está volcada en mejorar los sistemas de acumulación, tanto en materiales como en eficiencia.
Ahora se investiga con fósforo, zinc, níquel o sodio, y precisamente la línea del sodio resulta muy prometedora.
Hay muchos proyectos en desarrollo y todavía queda recorrido, sobre todo en la miniaturización: cuánto peso necesitamos por cada kilovatio hora acumulado.
Por ejemplo, si lo llevamos al terreno de los vehículos eléctricos, el reto es claro: conseguir baterías que pesen menos y almacenen más energía.
Para eso hay que seguir mejorando la densidad energética y los procesos de fabricación.
Y la verdad es que la evolución está siendo espectacular:
las baterías cada vez pesan menos, son más eficientes, se cargan y descargan más profundamente, pierden menos energía, y gracias a nuevos materiales y superconductores, esas pérdidas son mínimas.
Además, ya existen baterías inteligentes capaces de adaptarse al consumo, almacenar energía cuando más conviene y optimizar su rendimiento según la demanda.
Vamos, sin duda, hacia un mix energético en el que las baterías, tanto a nivel industrial como residencial, estarán integradas en redes autosuficientes, inteligentes y adaptativas.
Un futuro en el que la electricidad seguirá siendo esencial, pero cada vez más descentralizada y controlada por el propio usuario.
Consejos para quienes quieren iniciarse en el autoconsumo
Víctor:
Genial, Pedro. Creo que hemos cubierto todos los puntos que interesan a quienes están pensando en pasarse al autoconsumo residencial.
Pedro:
Bueno, siempre hay cosas que comentar, pero hay algo muy importante que me gustaría destacar.
Cada vez más usuarios están dando el paso hacia el autoconsumo fotovoltaico, y eso es una gran noticia.
Nosotros llevamos desde 2017 en esto, intentando hacer las cosas de forma honesta y profesional, ofreciendo al usuario el servicio que nos gustaría recibir como clientes.
Nuestra filosofía siempre ha sido clara: hay que estar bien asesorado.
Es fundamental confiar en una empresa que transmita seguridad, conocimiento y experiencia, porque hablamos de inversiones a largo plazo.
Durante estos años ha habido usuarios con malas experiencias, normalmente por haber confiado en proyectos mal ejecutados o en instaladores sin especialización.
Por eso insistimos tanto en la importancia del asesoramiento y la calidad del trabajo.
Al final, una instalación fotovoltaica no es algo que se cambia cada dos años.
Son sistemas pensados para toda la vida útil de una vivienda, y por eso hay que hacer las cosas bien desde el principio.
Nosotros seguimos aquí, y seguiremos, porque creemos en lo que hacemos y porque tratamos de hacerlo siempre lo mejor posible dentro de lo que sabemos: el autoconsumo.
Cierre y despedida
Víctor:
Nada, sin duda ha quedado clarísimo con todo lo que hemos hablado.
Dejaremos en la descripción el enlace a la web de Quántica para que podáis echarle un vistazo, contactar con Pedro y consultar vuestro caso.
Ha sido un placer, creo que ha sido una charla muy útil y muy completa.
A los que nos seguís, recordad suscribiros al canal y seguirnos en redes sociales para no perderos los próximos episodios.
Y nada, Pedro, te dejo que cierres tú la sesión de hoy.
Pedro:
Nada, Víctor, muchísimas gracias a ti y al canal.
De verdad, contenidos como este son necesarios hoy más que nunca.
Parece mentira que todavía haya quien cuestione la utilidad o la ventaja de ser autosuficiente energéticamente, pero así es.
Hace apenas unos días, en la ONU, todavía se discutía la influencia humana en el cambio climático.
Pero más allá de esos debates, la fotovoltaica no es más que producir con tus propios medios la energía que necesitas para tu hogar, de una forma sostenible, limpia y eficiente.
Es una forma de ahorrar, una gran inversión, y además una manera de cuidar el entorno.
Así que nada, termino con este mensaje:
salud y buena energía para todos.
Víctor:
Igualmente, Pedro. Muchísimas gracias.
¡Chao a todos!